El contacto con la naturaleza favorece el adecuado desarrollo de nuestros hijos. Salgamos al campo, hagamos excursiones, rutas, observemos nuestro entorno, gocemos de la naturaleza.
La naturaleza despierta en los niños la capacidad de descubrir sus necesidades auténticas. Es importante que confíes en ellos. Jueguen a lo que jueguen (por supuesto dentro de unos límites de respeto a uno mismo y a los demás), esa actividad es importante y útil. No te preocupes si al principio te dicen que se aburren o no saben qué hacer. Explícales que no hacer nada también está bien. Deja que vivan ese momento, que lo acepten y pasen a otra cosa.
Salvo si te piden explícitamente que participes, mantén una cierta distancia (empieza con una distancia corta) y observa con interés su juego: ¿Qué están haciendo exactamente? ¿A qué necesidad crees que responde? ¿Qué capacidades están desarrollando? Mientras los miras con atención, toma consciencia de las ideas y emociones que experimentas. Y si te surge algún miedo, y necesitas expresarlo, hazlo siempre en primera persona.
Disfruta del entorno y de la libertad que supone no tener que estar siempre poniendo límites. Nota cómo la naturaleza les transforma: están más relajados, más alegres, creativos, motivados, entusiastas y felices.
Si vives en la ciudad de Madrid siempre puedes acercarte a la Sierra Norte de Madrid y a muy pocos kilómetros ya puedes disfrutar de una increíble variedad de árboles, plantas, animales, pájaros, insectos, anfibios, peces… Muestra curiosidad por estos pequeños seres silenciosos que nos rodean y comparte tus descubrimientos con tus niños.
Según su edad puedes proponerles elaborar juntos un mapa de la naturaleza que vive en el entorno. Podéis dibujarlo, añadir fotos, planificar una observación a lo largo del tiempo, buscar información sobre las especies, etc.
En invierno puedes colocar un comedero para pájaros en una ventana y, cuando se acerque la primavera, observar y apoyar la formación de nidos en tu entorno. También puedes juntarte con otras familias y organizar salidas, con tiempo para jugar libremente y también para realizar alguna actividad de descubrimiento del medio natural. A veces, simplemente tumbarse a contemplar el cielo, la danza de las nubes durante el día o la de las estrellas por la noche puede ser una aventura fascinante.
Disfruta de la naturaleza y enseña a los niños a disfrutar de ella, te sorprenderás del vínculo que generas.
Fuente: El mundo