¿Conoces Madarcos? Aún hay algunos madrileños, incluso siendo más castizos que los barquilleros de las fiestas de San Isidro, que no conocen este pueblo de la Sierra Norte. Y ese desconocimiento les hace perderse una de las joyas del centro peninsular, pues Madarcos es un bucólico lugar enclavado en plena montaña y perfecto para desconectar de la gran ciudad y disfrutar del silencio, el relax y el deporte al aire libre. Y siempre sin olvidar su buena gastronomía.
Además, recientemente ha aparecido en los medios de comunicación de toda España gracias a que la Unesco lo ha incluido dentro de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, el paraíso vegetal del norte de Madrid. Conformado por La Hiruela, Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y, ahora, Madarcos, dicho espacio natural cuenta con un total de 16.091 hectáreas de superficie que son el hogar de más 1.000 especies de animales y plantas.
¿Dónde está y cómo llegar a Madarcos?
Madarcos está situado al cobijo de la Majada de la Peña, en la zona septentrional de la Comunidad y en las estribaciones de Somosierra. Se halla asentado en un altiplano bordeado por el río Madarquillos, el cual lo circunvala haciendo un dibujo geográfico que se asemeja a una hoz. El Madarquillos nace en la sierra de La Acebeda y en él confluyen los arroyos de San Benito y el Hondo y el río de la Nava o Cocinillas. Todos ellos desembocan en el embalse de Puentes Viejas, que se encuentra en el extremo sur de la localidad, en la zona llamada San Cristóbal.
Con una superficie de 8,46 kilómetros cuadrados, la mitad de su territorio está dedicado a prados y pastizales con matorral y bosques de robles alrededor del Cerro Quiñones (1.324 metros) y el Pico de la Dehesilla (1.316 metros). A su vez, las tierras vecinas al río son huertas de regadío donde crecen generosas frutas y verduras.
Madarcos está a unos 87 kilómetros de la capital española por la A-1. Solo hay que dirigirse hasta Buitrago del Lozoya para después girar hacia Gandullas por el kilómetro 77 de la antigua Nacional I o continuar por la N-I hasta el kilómetro 79 llegando a Piñuecar. Por ambos desvíos se alcanza Montejo de la Sierra y poco después se puede ver otro desvío que lleva hasta el término de Madarcos. Otra forma de arribar es desviarse hacia Aoslos por el kilómetro 83, dirección Horcajo o más adelante por el desvío de la N-I de Horcajo en el kilómetro 85, y seguir por ambos lados hasta Madarcos.
Si se quiere ir en transporte público, se puede coger la línea 196 Madrid (Plaza de Castilla) – La Acebeda o la línea 191B Buitrago – Somosierra desde Buitrago del Lozoya.
Breve historia de Madarcos
La existencia de Madarcos no está documentada hasta el siglo XVIII, aunque lo más probable es que se originara por el asentamiento de pastores después de la reconquista. Antes de esta fecha solo se conoce la aldea de Santa Cruz de la Nava, que se ubicó en el área de La Nava, hoy despoblada, y donde se han descubierto restos arqueológicos medievales. Como toda la zona norte de la Comunidad, hasta 1833 perteneció a la provincia de Guadalajara, pero con la reestructuración territorial de Javier de Burgos se incorporó a la de Madrid.
Su economía siempre fue dependiente de la agricultura y la ganadería, produciendo lino, trigo, frutales y hortalizas en sus terrenos de regadío y centeno en las eras de secano. A partir del siglo XIX los abundantes cultivos se fueron sustituyendo por la ganadería, sobre todo la vacuna y la lanar.
Hoy en día el sector primario sigue teniendo un importante peso en la economía del municipio, aunque paulatinamente se han incorporado otros ámbitos de negocio como el turismo y la especialización gastronómica, impulsada por El Ahumadero y la Escuela de Hostelería.
¿Qué ver en Madarcos?
Con solo algo más de 50 habitantes, Madarcos tiene el honor de ser el pueblo más pequeño de la Comunidad de Madrid, por lo que verlo a fondo no requiere de mucho tiempo. Esto no significa que no posea varios lugares de interés para el turismo. Por ejemplo, en su plaza se alza la iglesia de Santa Ana, de planta rectangular con una sola nave y datada en el siglo XVII. A ello se une su reloj de sol, su pilón municipal o su potro de herrar, una instalación que se utilizaba para herrar a los caballos y las reses y que se ha recuperado para recordar la tradición ganadera de la localidad.
Aparte, también destaca el conjunto arquitectónico del Ayuntamiento, que fue galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura en 1997, y un mobiliario urbano (marquesinas, farolas, bancos…) que está especialmente diseñado para aunar el estilo contemporáneo y la esencia rural.
Una buena época para visitar Madarcos son sus fiestas de Santa Ana, el acontecimiento más importante del año y cuya celebración central se realiza el 25 de julio (Santiago Apóstol) y el 26 de julio (Santa Ana). Otra fecha marcada en el calendario es el primer fin de semana de octubre con las jornadas de Encuentro y Recuperación de Tradiciones, un viaje al pasado que muestra los oficios y las tradiciones añejas de la comarca. Durante esos dos días se llevan a cabo diversos talleres de fabricación de garrotas o velas con cera de abeja, demostraciones de bailes típicos, de trilla con yunta de vacas o de hilado de lana y la elaboración de repostería, como rosquillas o pestiños.
¿Dónde comer?
En Madarcos no hay duda, para comer hay que ir al Restaurante La Fragua. Está ubicado en la calle del Calvario y su edificio fue antiguamente la fragua del pueblo, como bien indica su nombre. Ahora se ha reconvertido en un agradable bar-restaurante en el que sobresalen sus hamburguesas, su cachopo de ternera de la Sierra con queso manchego y jamón, sus albóndigas de jabalí o su tarta de queso.
Otra posibilidad gastronómica es El Ahumadero, en la calle del Pozo 7, una pequeña industria artesanal dedicada a la elaboración de ahumados utilizando exclusivamente la sal marina y el humo de maderas nobles, respetando los sistemas de elaboración de hace más de 500 años. Su fábrica puede ser visitada mediante reserva previa y sus inmejorables vistas proporcionan un lugar increíble para deleitarse con unas tapas de ahumados y después comprar algunos de sus exquisitos productos: salmón noruego ahumado, caballa ahumada, sardina ahumada, bacalao ahumado, sal en escamas ahumada, aceite ahumado o arroz ahumado.
A su vez, aquellos que quieran iniciarse o perfeccionar sus conocimientos en la cocina pueden participar en los cursillos de fin de semana que imparte la Escuela de Hostelería Madarcos, en el camino Mayores 8, en los cuales sus profesores enseñan no solo a generar platos con productos recién cogidos en el huerto y carnes autóctonas, sino también a apreciar el entorno, las viandas de la zona y el esfuerzo de sus vecinos por preservar, vivir y mantener sus tradiciones y un ecosistema privilegiado.
¿Dónde dormir en Madarcos?
Cuando caiga la noche, en Madarcos puedes elegir entre tres casas rurales de primera categoría, todas con calefacción central, wifi, Netflix y Amazon Prime. Y si te gusta viajar con tu mascota, ¡es bienvenida!
- Si sois muchos os ofrecemos la Posada Abrazamosas, en la que entran hasta 8 personas en sus 4 habitaciones de dos camas individuales cada una y ataviadas con televisión y baño privado. También hay un aseo común, un salón comedor con chimenea, una cocina completa y un patio con una estupenda arboleda, barbacoa y muebles de jardín.
- Si vas en pareja o en familia tenemos la Casa de la Maestra 1, con un dormitorio con cama doble y dos sofás que se transforman en camas simples ampliando su capacidad hasta para 4 huéspedes. Su cocina completa está integrada en el salón y dispone de un patio trasero con pérgola, un pequeño jardín con un árbol que da una estupenda sombra en verano, muebles de jardín y barbacoa.
- Y si sois un grupo reducido podéis alquilar la Casa de la Maestra 2 con dos dormitorios dobles y baño con bañera y ducha, una cocina completa integrada al salón y un patio con muebles de jardín y barbacoa.
Así que ya lo sabes, si no conoces Madarcos es porque no quieres. Un destino ideal para los amantes de la gastronomía que deseen gozar de una escapada rural o pasar un fin de semana de turismo activo, descubriendo la naturaleza de la Sierra Norte y los productos culinarios que esta tierra proporciona. Solo tienes que ver la disponibilidad de nuestras casas rurales y si necesitas más información ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos en todo lo que necesites.