A pesar de estar en proceso de restauración, el castillo de Buitrago del Lozoya permanece «abierto por obras» para que los visitantes puedan conocer los detalles de los trabajos y la historia de un lugar que en el pasado alojó a personajes ilustres como Juana la Beltraneja.
El abandono y la falta de uso ha deteriorado este monumento medieval de influencia islámica situado en la localidad madrileña de Buitrago de Lozoya, en la Sierra Norte de Madrid, que ocupa una superficie de más de 2.000 metros cuadrados y cuya construcción comenzó a finales del siglo XI y finalizó en el siglo XIII.
La arqueóloga y guía intérprete de patrimonio Elena Rosado, es una de las encargadas de conducir a los visitantes entre los muros y estancias de un monumento que está en obras desde noviembre de 2012, y continuará en este estado hasta pasado el verano.
Desde la década de los cincuenta del siglo pasado se han hecho bastantes intervenciones en el recinto fortificado, pero no tantas en el castillo, por eso es tan relevante el carácter de las obras que están en curso.
Los trabajos de mejora actuales afectan a las siete torres y a alguno de los lienzos de muralla de un castillo que fue «importante» en la época de la reconquista al permitir controlar el paso por tierra en un enclave fácilmente defendible, ya que el cauce del río Lozoya lo rodea en tres de sus cuatro costados.
Una fortaleza enclavada en «punto estratégico», en la que estuvo alojada Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV, y que durante mucho tiempo perteneció a la familia Mendoza, de la nobleza castellana.
El castillo de Buitrago puede conocerse con visita guiada gratuita para grupos de 20 personas hasta el próximo 13 de octubre los sábados y domingos por la mañana en diferentes horarios (10:00, 11:00, 11:30, 12:00, 12:30 y 13:00), para lo que hay que inscribirse en la página web www.visitasrestauracion.es.
El recorrido dura 50 minutos y en él se explica la historia del castillo y sus tareas de restauración, algo que llama mucho la atención a los visitantes ya que al poder enseñar el monumento en obras, con los andamios incluidos, se da otra visión del patrimonio.
No es necesario que los visitantes lleven casco, pero sí deben cumplir las normas de seguridad que se les facilita en la inscripción, como no pasar de las zonas valladas o no subirse a los andamios, ya que pueden adentrarse en el castillo pero con límites.
Según el Instituto de Patrimonio Cultural de España, encargado de la organización, el objetivo de este programa, que se puso en marcha en 2011, es «acercar el trabajo de restauración a los ciudadanos». Dicen que se ha invertido la sensación negativa del turista al pasar del cerrado por obras al abierto por obras.
Fuente Agencia EFE
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