Villa de Pedraza

Con la Sierra de Guadarrama como telón de fondo, Pedraza respira historia de varios siglos y tiene la fortuna de estar considerada la villa medieval mejor conservada no sólo de Segovia o Castilla y León, sino también de España.

Pedraza te promete un viaje en el tiempo con su escenario de casonas blasonadas, plaza porticada, iglesia románica e incluso su propio castillo en el cual hasta hubo reos de sangre real, Pedraza te transporta varios siglos y nunca decepciona.

A poco más de una hora y media en coche desde Madrid, Pedraza ofrece un paseo por el tiempo donde, por supuesto hay mucho que ver, pero sobre todo que sentir y saborear.

Pedraza es el pueblo Medieval mejor conservado de toda España y tal es así que fue declarada Conjunto Monumental en 1951.

Sus empedradas calles y sus casas blasonadas componen un conjunto urbano medieval, en el que es imprescindible recorrer todos sus rincones, desde la Puerta de la Villa hasta el otro extremo de la población, coronado por el castillo, actualmente museo Zuloaga.

Arte general
Pedraza posee un rico patrimonio artístico, encabezado por los vestigios de varias iglesias románicas reconstruidas en diferentes épocas de la antigüedad. Destaca su parte defensiva como la muralla, la Puerta de la Villa, el torreón de la Cárcel y el Castillo de los Condestables. El legado de casonas y palacios señoriales construidas a partir del siglo XVI sobresale por su magnífico estado de conservación en la actualidad.

En un cerro rocoso
La geografía física del municipio de Pedraza se caracteriza por su enclave en las estribaciones más suroccidentales de Somosierra, en lo alto de un cerro de formación rocosa. El arroyo Vadillo rodea la villa bañando sus alrededores. Está rodeada por pequeños montes cubiertos de enebros y sabinas. Se halla próxima a los límites territoriales con la Comunidad de Madrid.

Inventario artístico
En Pedraza, el visitante puede visitar la Iglesia de San Juan Bautista, el Castillo- Museo Zuloaga, la Cárcel de la Villa y el Centro Temático del Águila Imperial, ubicado en la recién reconstruida ermita de Nuestra Señora del Carrascal.

Paisaje y hábitats
Pedraza se encuentra en uno de los paisajes más intactos de Castilla, rodeada de enebros, robles, carrascos, fresnos, sabinas y gran variedad de plantas aromáticas. Existe la posibilidad de disfrutar del románico porticado como la Ermita de la Virgen de las Vegas en el término de Requijada o la Iglesia de San Juan Bautista en Orejana. También se pueden recorrer cañadas reales claves en la trashumancia castellana (Cordel de Arcones, Cañada de Orejana), y pasear por la ribera del río Cega donde aún se encuentran antiguos molinos harineros, hoy convertidos en modernas residencias, y vestigios de lavaderos y batanes de la importante industria lanera de siglos pasados. Con sosiego y paciencia es posible contemplar corzos, gatos monteses, jabalís, águilas reales, cigüeñas, buitres, así como innumerables especies de pequeños mamíferos, reptiles y pájaros.

Qué visitar

Pedraza cuenta con algunos lugares de interés para el visitante, como la iglesia parroquial de San Juan Bautista, la ermita de San Pedro, la iglesia de Santa María, la iglesia de Santo Domingo, que se abre como auditorio, la Puerta de la Villa, el torreón de la Cárcel, el Castillo-Museo Zuloaga, la plaza Mayor, la Casa del Águila Imperial y el torreón de las Hontanillas. Si deseamos pasar un día en plena naturaleza podemos acercarnos a los parajes de arroyo del Vadillo, rodeados de enebros y sabinas, o a las inmediaciones del río Cega donde nos sorprenderemos por la gran variedad de colores y contrastes, sobre todo en época otoñal.

Puerta de la Villa y Cárcel medieval
Pedraza, amurallada por completo, sólo contó (y cuenta) con una única entrada, la conocida como Puerta de la Villa, donde el escudo de Íñigo Fernández de Velasco destaca sobre su arco. Los coches acceden aquí para quedarse en el parking situado cerca del castillo. Pero un buen consejo es comenzar por este lugar y entrar caminando, como lo harían ciudadanos y visitantes durante siglos salvo por la noche, cuando la puerta se cerraba hasta la mañana siguiente.

Gran parte de la Puerta de la Villa sirvió también como cárcel pública. Una vez dentro del pueblo vemos la puerta y unas escaleras por las que subir para una visita curiosa. La sala de prevención donde retenía con grilletes a los presos, así como las oscuras celdas se han conservado perfectamente hasta hoy. Sin barrotes, porque las puertas eran de madera por la que entraba la luz que el carcelero deseara. Hasta 15 personas podían compartir en una celda en la que no tenían espacio ni siquiera de tumbarse. Aunque lo peor se lo llevaban los condenados con delitos de sangre, que eran arrojados a mazmorras de las que sólo salían con los pies por delante. Los excrementos y orines de los presos de arriba, así como los propios, inundaban de hediondez un calabozo que se compactaba con barro y paja para limpiarlo y venderlo como abono. Se dice que cuando se preparó para su restauración, aparecieron restos de cadáveres enterrados en medio del estiércol humano ya petrificado (Nota práctica: Visitas a la cárcel pública de Pedraza para fines de semana y festivos de 11:30 a 14:00 horas y de 15:45 a 19:30 h, precio individual: 3€, días laborables posibilidad de visitas para grupos a concertar, teléfono 921 50 99 55).

De camino a la Plaza Mayor por la Calle Real
Dejamos a un lado la Calle Matadero y penetramos por las estrecheces de la Calle Real, que nos lleva hasta la Plaza Mayor. En este camino por el empedrado nos damos cuenta de la riqueza de las fachadas y del valor de la villa de Pedraza medido en un conjunto urbano armonioso. Pocos pueblos en España han preservado de manera semejante sus edificios. No es de extrañar que en Pedraza se hayan rodado muchas películas, incluso ha filmado el genial Orson Wells. Más recientemente se han grabado series como Isabel, Águila Roja, Toledo o incontables anuncios de televisión.

Las flores emergen de algunas ventanas enrejadas para dar algo de color a un conjunto robusto, incluso algo sobrio. Pero es la uniformidad en cada calle, en cada trazado, la que convierte a Pedraza en un lugar especial. Pocas cosas han cambiado en la villa, salvo la llegada del turismo, por supuesto, que desde hace décadas se ha convertido en todo un baluarte económico para Pedraza y sus habitantes, sabedores de que se trata de una de las escapadas preferidas de muchos españoles, sobre todo venidos de Madrid, quienes se pierden en sus calles y asadores cualquier día de la semana.

La Plaza Mayor de Pedraza: blasones y soportales
Nada más empezar a ver columnas y soportales somos conscientes de que nos hallamos en la Plaza Mayor. De planta irregular, porticada y de una amplitud considerable, acoge algunos de los palacetes y casonas más impresionantes de la villa. Lo sabemos por sus escudos heráldicos y de las dimensiones propias de las residencias de casas nobles castellanas de la época, así como de quienes se beneficiaban del mercadeo lanar en cuanto a explotación y exportación.

Hoy muchas de esas casas son restaurantes y asadores que dan de comer (y bien) a los visitantes que buscan saborear buenas carnes de la tierra, así como los judiones de La Granja, que se preparan en Pedraza con una maestría excepcional. Durante el buen tiempo salen las sillas a la plaza para convertirla en la mejor terraza al aire libre de la comarca. No cabe duda que el emplazamiento es maravilloso.

La Plaza Mayor de Pedraza está preparada desde hace siglos para acoger numerosos festejos, sobre todo de carácter taurino. Como sucede en no pocas plazas castellanas, la posibilidad de transformarse en un coso, se advierte enseguida.

En la esquina gobierna la torre románica de San Juan Bautista, el templo cristiano más importante de la localidad, deja entrever su doble alquería. En su interior se mezclan otros conceptos artísticos como el barroco, aunque son muchos los elementos que posee de su origen en el siglo XIII como la gran pila bautismal. La imagen del Virgen del Carrascal es el foco de devoción en Pedraza. De hecho es un Santa Patrona y se saca en procesión durante la segunda semana de septiembre para dar inicio a unos festejos en los que sale lo mejor del folclore segoviano, jotas incluidas.

La Calle Mayor
Salimos de la plaza y tomamos la calle más emblemática de Pedraza, la encantadora Calle Mayor. De fondo se advierte la figura de un hermoso castillo. Flanqueados por fachadas de viviendas, restaurantes, comercios y hospederías hacemos un camino de apenas 400 metros que hay desde la plaza hasta la fortaleza. Este caparazón de no pocos siglos de antigüedad es parte de un paseo agradable y fotogénico en el que nos empieza a rugir el estómago con el olor que desprenden sus chimeneas.

Las ruinas de una iglesia de aspecto fantasmagórico como Santa María, en las inmediaciones del castillo, vieron tiempos mejores cuando alojaba las ceremonias religiosas de la Casa de los Velasco, los Duques de Frías. A una de las misas aquí celebradas en 1792 acudió el mismísimo Rey Carlos IV de España. Hoy, apenas quedan unos restos y una torre imperfecta. Surge entonces un terreno utilizado como aparcamiento y, por fin, el icono de Pedraza, su gran castillo.

El Castillo de Pedraza
Nos ponemos frente a las puertas de la Historia. Es imposible no admirar un conjunto exterior cuyo origen es musulmán pero que en la Edad Media se rehízo completamente, sobre todo bajo la mano de los Señores de la familia Velasco, Duques de Frías y Condestables de Castilla desde finales del siglo XV.

El castillo de Pedraza hospedó o, mejor dicho, retuvo a varios personajes ilustres, como los hijos del Rey Francisco I de Francia, el gran enemigo del poderoso Emperador Carlos V. Siendo menores fueron intercambiados por su padre para que éste evitara la cárcel. Al final, uno de ellos murió y más adelante el pequeño Enrique, superviviente a un duro cautiverio, reinó en Francia como Enrique II. Pedraza tuvo un papel esencial en este encarcelamiento infantil que mantuvo en vilo a media Europa, sobre todo al país galo.

En 1926 adquirió el castillo el pintor Ignacio Zuloaga, quien se ocupó de reformarlo. Sus descendientes lo convirtieron en un museo que exhibiera las obras del artista vasco. Y así se daba una oportunidad de visitar las instalaciones de un castillo histórico que es y será por siempre el emblema de la villa de Pedraza.

Nota práctica: El castillo-museo Zuloaga abre de miércoles a domingo de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas (en invierno de 16:00 a 18:00) a un precio general de 6€. Lunes, martes y festivos con cita previa llamando a los teléfonos 92 150 98 25 – 616 24 44 – 680 15 62 74).

La noche de las velas
Los dos primeros sábados del mes de julio se colocan por la noche más de 35.000 velas en las calles de Pedraza para ser su única iluminación. En la noche de las velas, que atrae cada año a más público, no sólo se embellece la villa sino que también se dan numerosas actividades culturales y conciertos como los que se celebran en frente al castillo.

Gastronomía

La Villa de Pedraza asentó sus inicios culinarios en los guisos y asados de cordero para feriantes, y hoy ejerce una fascinación casi mágica entre los excursionistas que ofician el ritual de los antiguos tratantes, pero también entre los gourmet más avezados que gustan de combinar sabores nuevos en un entorno exquisito. A esta oferta gastronómica, Pedraza suma la el clima de Pedraza se caracteriza por ser continental, con unos inviernos muy fríos y unos veranos muy calurosos. La oscilación térmica diaria puede ser muy acusada

Historia

Con indicios de población prehistórica y antecedentes celtibéricos, es un espacio fortificado que cuenta con un importante patrimonio artístico y un bello legado de época de domino señorial, muy destacado en la actualidad por su magnífico estado de conservación. La primera denominación que se conoce del municipio de Pedraza fue establecida por los romanos como Pretaria. A principios del siglo X era conocida como Petraza y a principios del XII como Pedraça. Se trata la villa de un conjunto de gran interés artístico y monumental en la que destacan sobremanera el Castillo, actualmente Museo Zuloaga, la Cárcel, las murallas medievales que rodean la población, la Puerta de la Villa como único acceso a la población y las iglesias de San Juan, Santa María, Santo Domingo y la ermita de Nuestra Señora del Carrascal, que hoy día alberga el Centro Temático del Águila Imperial.

Dicen que Pedraza de la Sierra, que así es su nombre completo, se perfuma cada día con el humo de las chimeneas y la preparación lenta y artesanal de un buen cochinillo asado segoviano. Por supuesto también de cordero lechal. Ésta siempre fue tierra de ganado, sobre todo ovino. De hecho el secreto de su esplendor en los siglos XVI y XVII se debe a la calidad de la lana de oveja merina que se exportaba a otras regiones del norte de Europa.

Se cuenta que en el castillo que levantaron los árabes se refugió el Califa de Córdoba Abderramán III, aunque las formas actuales de este emplazamiento se deben a las obras de los máximos benefactores de Pedraza, la familia Velasco, Condestables de Castilla, Duques de Frías y Señores de la villa desde finales del siglo XV hasta entrado el siglo XIX cuando se abolieron los señoríos en el Reino de España.

Los Condestables y Señores residieron en el castillo de la villa durante cientos de años. Fue a partir del siglo XVI cuando, con su destacado papel en la industria textil europea, casas nobles y mercaderes que se habían hecho ricos gracias al comercio de la lana, establecieron sus casonas y palacetes intramuros, sobre todo en la Plaza Mayor. Todavía las fachadas desprenden innumerables símbolos heráldicos de algunas de las familias más poderosas de Castilla. Pero, como siempre, todo tiene su final. La crisis ganadera y la abolición del régimen señorial llevaron a Pedraza al olvido. Un olvido rescatado por no tocarse un ápice de este municipio que es fiel reflejo de cómo sería una villa importante en un día cualquiera del año 1600.

Fiestas y tradiciones

Día de Nuestra Señora del Carrascal: el 8 de Septiembre tiene lugar la procesión con la imagen de la patrona por las calles de la Villa. Los hombres bailan jotas delante de las andas de la Virgen y antes de entrar de nuevo a la Iglesia tiene lugar la “subasta de palos”, pujando los vecinos por el honor de entrar la imagen sobre sus hombros.

Encierro tradicional: se celebra el día 9 de Septiembre. Es uno de los espectáculos más pintorescos que consiste en traer a los toros desde la Dehesa de la Villa campo a través, acompañados de cabestros y mayorales a caballo.

Novilladas: tienen lugar los días 9 y 10 de Septiembre. Desde 1550 los toros son en Pedraza el complemento obligado de las celebraciones religiosas, cerrándose la Plaza Mayor y la Calle Real con carros y talanqueras. Pueden verse en las esquinas de las bocacalles los postes de piedra con los huecos donde se encajaban los tablones. Por su especial configuración, la plaza de Pedraza es uno de los marcos más pintorescos para festejos taurinos.

Conciertos de las Velas: se celebran los dos primeros sábados del mes de Julio. Este evento atrae a gentes de toda la geografía nacional por la calidad de sus orquestas y por la grandiosidad del espectáculo de ver iluminada toda la Villa con más de 45.000 velas.

Certamen de Dulzainas y Danzas Castellanas: el último sábado del mes de Julio se organizan encuentros de dulzaineros y danzantes castellano-leoneses.

Certamen de relato corto: se realiza todos los años y los participantes deben escribir un relato con arreglo a las bases que aparecen publicadas en la página web de la Fundación Villa de Pedraza, www.pedraza.net. Concurso de pintura rápida: se realiza en el mes de Junio. Los participantes disponen de un determinado límite de tiempo para la creación de sus obras, que posteriormente serán expuestas, y de entre las que saldrán los finalistas con su correspondiente ganador.

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